Revolucionar el turismo en Venezuela


Ayer fui nuevamente al hotel Venetur de Maracaibo, en un intento esperanzador de pasar un momento agradable celebrando el cumpleaños 62 de mi padre en la piscina, sin embargo, un balde de agua fría surgió cuando nos dijeron que estaba en mantenimiento y que no podíamos pasar el día allí, no importaba, es necesario que se le haga mantenimiento a las instalaciones, pedimos entonces que no indicaran como llegar al restaurante que estaba al aire libre, ya que este hotel es privilegiado por la vista al imponente Lago de Maracaibo, sin embargo el único vigilante que había en el Lobby nos indica – “Miraaaa, ahí esta es la pizzería, pero esa no esta abierta sino hasta las 5 de la tarde”- bueno, no importa, debe haber un buen restaurante a la carta, el mismo vigilante nos indicó amablemente en qué dirección se encontraba.

Al llegar le consultamos a la persona que nos recibe, -“¿tiene comida a la carta?”, a lo que respondió –“lo que tenemos es el buffet que es mejor porque podéis comer todo lo que queráis por un mismo precio”-, bueno ya estando allí decidimos entrar, puesto que el lugar era solo para nosotros, no habían mas comensales, cosa que nos extraño.

Debo decir que la comida no fue la mejor, compensada en cierta parte por la agradable atención del personal, pero mas allá de ser un hecho anecdótico de 3 horas hablando y compartiendo con la familia, es un hecho de reflexión. En el mes de diciembre fui por asuntos de trabajo al mismo hotel y en la habitación solo había agua marrón en el baño, cuando pedí que me cambiaran de habitación me dijeron que “en 40 minutos se solucionaba” y que esperara; nunca paso, no m pude ni bañar. Me asombró cuando otros conocidos me dijeron que también fueron un mes después, y les paso exactamente lo mismo, y la excusa fue la misma, “en 40 minutos se soluciona”, sin que nada mejorara en el servicio, para mi asombro es una respuesta institucionalizada, como “en que le podemos ayudar”.

Efectivamente aplaudo el hecho de la nacionalización de espacios turísticos para los venezolanos y venezolanos, pero no justifico que eso signifique desmejorar la calidad de los servicios; al contrario, deben apuntar a la excelencia, el costo de las habitaciones sigue siendo elevado, pero no se compensan de ninguna manera.

Venezuela bien podría depender del turismo más que del petróleo porque su riqueza es inagotable durante todas las épocas del año, pero hace falta un poco de visión y voluntad de querer hacer las cosas, o ¿es qué acaso el ser revolucionario no implica que debo cuidar la atención formal y detallada en un servicio turístico?, al contrario, debemos fortalecer la formación turística y ambiental de los venezolanos y venezolanas, debería ser hasta materias de nuestras escuelas, tan obligadas como las matemáticas, no es posible que alguien que venga a nuestro maravilloso país, se vaya con una mala percepción porque simplemente no cuidamos los detalles. ¿Qué pasa cuando usted llega a una casa y es bien atendido? sencillo, quiere volver, y más aun si se cuenta con la simpatía del venezolano.

Va más allá, estos detalles no son otra cosa que la evidencia de una falta de política integral de turismo, que promueva el conocer realmente las bondades de nuestro país en armonioso equilibrio con la naturaleza, creando conciencia de la importancia que tenemos cada uno de los venezolanos y venezolanas de ser anfitriones de nuestra tierra, no basta con decir simplemente que “tenemos el teleférico más alto de mundo”

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