Independencia


A finales del siglo XVIII tuvieron lugar los primeros conatos independentistas en Venezuela. La primera de ellas fue una rebelión armada en 1795 con José Leonardo Chirino a la cabeza. La otra se trató de una conspiración por parte de Manuel Gual y José María España, en 1797, y fue la primera de raíces populares. Ambas intentonas resultaron fallidas, con sus respectivos líderes ejecutados. Francisco de Miranda, por su parte, intentó dos veces en 1806 invadir el territorio venezolano por La Vela de Coro con una expedición armada proveniente de Haití. Sus incursiones terminaron en fracasos por la prédica religiosa en su contra y la indiferencia de la población.
La fecha del 19 de abril de 1810 marcó el inicio de la revolución venezolana. Vicente Emparan, para ese entonces era el Capitán General de Venezuela, fue destituido de su cargo por el Cabildo de Caracas. Ello dio paso a la formación de la Junta Suprema de Caracas, la primera forma de gobierno autónomo. La Junta gobernó hasta el 2 de marzo de 1811, día en que se instaló el Primer Congreso Nacional, ente que nombró un triunvirato compuesto por Cristóbal Mendoza, Juan Escalona y Baltasar Padrón. Meses después, el 5 de julio de ese año, se procede finalmente a firmar la Declaración de Independencia. Pero esta Primera República colapsó por la reacción de los realistas. El 25 de julio de 1812 Miranda, Comandante en Jefe del recién creado ejército, capituló en San Mateo.
El movimiento tendría nuevo impulso en 1813. El militar Simón Bolívar, luego de hacerse con el control de Cúcuta, emprendió una expedición armada por los Andes y la región occidental, junto con Atanasio Girardot y José Félix Ribas. Luego de hacer público el polémico Decreto de Guerra a Muerte, enfrentó a los realistas en cuatro batallas a lo largo de la ruta hacia la capital. Al terminar la campaña, el 6 de agosto entró triunfalmente en Caracas, donde se le tituló como Libertador, y donde se dio inicio a la Segunda República, aunque continuaron los combates en otros puntos del país. Sin embargo, al año siguiente estalló una rebelión leal a la Corona a cargo de José Tomás Boves. El violento empuje de sus tropas forzó a la población a huir a oriente y a la expulsión de los patriotas de tierra firme, haciendo caer así la Segunda República.
Bolívar intentó una reedición de la Campaña Admirable para rescatar la república, pero por falta de apoyo se trasladó a Jamaica para conseguir apoyo británico, y luego a Haití, donde se refugió el resto de los líderes patriotas. Allí se planificó una expedición a tierra firme, la cual zarpó en marzo de 1816. Luego de tomar la Isla de Margarita, los republicanos prosiguieron su gesta atacando Carúpano y Maracay, pero fueron rechazados. Se hizo una segunda expedición, Bolívar tomó el mando de las tropas republicanas acantonadas en Guayana, con las que logró capturar Angostura, y desde donde refundó las instituciones creando la Tercera República. Por su parte, José Antonio Páez realizó importantísimas operaciones militares para liberar la región central del país al mando de sus llaneros.
La guerra en el llano siguió hasta 1819. En febrero de ese año, Bolívar intentó la reorganización del Estado con la instalación del Congreso de Angostura, cuyo resultado fue la creación de la Gran Colombia. En 1820, se firmó el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, poniendo fin a la guerra a muerte y cesando hostilidades hasta el 28 de abril de 1821. El 24 de junio de ese mismo año, Bolívar se enfrentó a Miguel de la Torre en la Batalla de Carabobo, que se saldó con la victoria republicana. Esta victoria significó la liquidación de las tropas realistas en Venezuela, dejando remanentes que serían limpiados en la Batalla naval del Lago de Maracaibo en 1823.

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